Las medidas de presión de los colectivos afectados por proyectos de demolición de viviendas en el litoral de Tenerife incluían hasta ayer campañas de recogida de firmas, concentraciones, manifestaciones, encadenamientos e incluso, actos de sabotaje y huelgas de hambre. Incluían, en tiempo pasado, porque los vecinos de Cho-Vito, en Candelaria, anunciaron ayer una medida sin precedentes para salvar sus viviendas de una demolición anunciada: amenazan con un suicidio colectivo antes de las elecciones del 27 de mayo, si no se garantiza la supervivencia de su pequeño barrio.
Tomás González y Manuel Fajardo ofrecieron ayer una rueda de prensa en el recibidor de entrada del edificio de Usos Múltiples I, sede de oficinas del Gobierno de Canarias y de la Dirección General de Costas, en la que aseguraron que "las 31 familias afectadas por los derribos previsto en Cho-Vito han decidido que el suicidio colectivo es la única alternativa ante la pasividad de las administraciones públicas".
González y Fajardo insistieron en que no adoptarán otras medidas de presión menos drásticas para garantizar la conservación de Cho-Vito, ni plantearán un ultimátum a las autoridades. Simplemente advirtieron de que, "en cualquier momento", los políticos que optan a cargos públicos "pueden afrontar las próximas elecciones con la muerte de varias personas en sus conciencias".
Fajardo aseguró, que "el suicidio colectivo va muy en serio" y que "a lo mejor el día menos pensado hay una sorpresa y el que les habla habrá perdido la vida. Y cuando eso ocurra ya no habrá vuelta atrás". Durante toda la rueda de prensa, una decena de vecinos escuchaban aparte o sostenían una pancarta en la que podía leerse un lema al filo de lo increíble: "El suicidio colectivo, la única solución para los vecinos de Cho-Vito".
Los vecinos afirman que no defienden sólo sus casas, "sino un legado cultural, un antiguo poblado de pescadores que, según los informes de algunos profesores de la Universidad de La Laguna, podría ser declarado Bien de Interés Cultural". A juicio de González, "el pacto de caballeros al que llegamos con el alcalde de Candelaria, José Gumersindo García (PSC), y el vicepresidente del Cabildo, José Manuel Bermúdez (CC), se ha roto. Nadie ha movido un pelo desde hace mucho para que se respete Cho-Vito".
Tomás González y Manuel Fajardo ofrecieron ayer una rueda de prensa en el recibidor de entrada del edificio de Usos Múltiples I, sede de oficinas del Gobierno de Canarias y de la Dirección General de Costas, en la que aseguraron que "las 31 familias afectadas por los derribos previsto en Cho-Vito han decidido que el suicidio colectivo es la única alternativa ante la pasividad de las administraciones públicas".
González y Fajardo insistieron en que no adoptarán otras medidas de presión menos drásticas para garantizar la conservación de Cho-Vito, ni plantearán un ultimátum a las autoridades. Simplemente advirtieron de que, "en cualquier momento", los políticos que optan a cargos públicos "pueden afrontar las próximas elecciones con la muerte de varias personas en sus conciencias".
Fajardo aseguró, que "el suicidio colectivo va muy en serio" y que "a lo mejor el día menos pensado hay una sorpresa y el que les habla habrá perdido la vida. Y cuando eso ocurra ya no habrá vuelta atrás". Durante toda la rueda de prensa, una decena de vecinos escuchaban aparte o sostenían una pancarta en la que podía leerse un lema al filo de lo increíble: "El suicidio colectivo, la única solución para los vecinos de Cho-Vito".
Los vecinos afirman que no defienden sólo sus casas, "sino un legado cultural, un antiguo poblado de pescadores que, según los informes de algunos profesores de la Universidad de La Laguna, podría ser declarado Bien de Interés Cultural". A juicio de González, "el pacto de caballeros al que llegamos con el alcalde de Candelaria, José Gumersindo García (PSC), y el vicepresidente del Cabildo, José Manuel Bermúdez (CC), se ha roto. Nadie ha movido un pelo desde hace mucho para que se respete Cho-Vito".
Fuente: La Opinión de Tenerife
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