A Marino Alduán se le conoció públicamente como dirigente del STEC, desde 1985 a 1990 fue una de las caras del sindicato nacionalista. Cuando los comunistas de ICU que lideraba Mauricio y los cristianos nacionalistas de Asamblea Canaria Nacionalista deciden formar Ican, Marino Alduán da el paso de la trinchera sindical a la política. En esa fuerza política conoce a Melchor Núñez, que venía de la izquierda nacional canaria, defensora del derecho de autodeterminación de Canarias como vía para formar un Estado socialista.
En el año 1993 Marino Alduán y Melchor Núñez volvieron a separar sus caminos. Núñez abandonó Ican cuando la dirección del partido decidió unirse a ATI y a otras fuerzas de ámbito canario para formar Coalición Canaria. Núñez y una buena parte de los militantes de Ican de Tenerife no estaban dispuestos a convivir bajo el mismo techo que los que les habían perseguido desde los aparatos del Estado durante el tardofranquismo y la transición política. Entre los pocos que se quedaron en Ican de Tenerife están Wladimiro Rodríguez Brito y Milagros Luis Brito (desconozco sí son primos pero desde luego no hicieron los primos porque todavía hoy continúan cobrando premios en forma de coche oficial y cargo público). En Gran Canaria Coalición Canaria era Ican, los restos del CDS de Olarte y una sucursal de ATI que lideraba Rafael Pedrero. Pero Marino creyó en el proyecto de Coalición Canaria a pesar de José Carlos Mauricio y de Olarte. Abril de 1993 amaneció Hermoso para Marino Alduán: tras la censura a Jerónimo Saavedra comenzaba el primer gobierno denominado nacionalista canario con Manuel Hermoso de presidente, José Mendoza de vicepresidente y Marino Alduán como viconsejero de Educación.
Durante doce años Marino Alduán representó el sector ingenuo de Coalición Canaria, el que creía que se podía defender y articular un proyecto nacionalista desde el Gobierno canario. Pensaba Marino que el barco de Coalición Canaria iría soltando lastre y dejando en el camino a los aprovechados, negociantes, medradores, corruptos y caraduras que se apuntaron a Coalición Canaria con los mismos objetivos que habían tenido cuando estaban en otros partidos de ámbito estatal. Durante seis años como viceconsejero de Educación, Alduán pudo sobrevivir al fuego que le encendían desde los dos lados de la trinchera: sus antiguos compañeros del STEC le montaron más de una huelga, mientras que desde el propio Gobierno Marino Alduán era visto como un enemigo. Los consejeros de Economía José Miguel González y José Carlos Francisco consideraban que la educación pública era un gasto innecesario que no aumentaba los beneficios de los empresarios de ATI, más vinculados a la construcción y a la sanidad privada. Mientras Marino intentaba que los gobiernos de Hermoso no desmantelaran la educación pública canaria, Melchor Núñez entraba en el PSOE y lograba ascender hasta el puesto de secretario general de los socialistas tinerfeños y portavoz en el cabildo de Tenerife. Después de haber escrito un libro titulado La neutralidad de Canarias donde contaba la lucha anti-OTAN y criticaba la política militarista de los gobiernos de Felipe González, Melchor Núñez asumió las siglas del PSOE con la fe del converso, como si hubiese estado toda la vida en el partido del puño y la rosa. Pero las espinas de la rosa acabaron hiriendo a Núñez, que protagonizó la crisis número tres millones doscientos mil sesenta del PSOE de Tenerife y acabó fuera del partido.
Ahora el destino político ha vuelto a unir a Marino Alduán y a Melchor Núñez, que liderarán las listas al Congreso de los Diputados de la coalición Nueva Canarias-CCN. En las elecciones de mayo del año pasado el Centro Canario de Nacho (Ignacio González le quitó el apellido nacionalista a su partido y le guardó la N) fichó a Melchor Núñez y lo puso como candidato a la alcaldía de La Laguna. Melchor Núñez obtuvo 2.786 votos laguneros frente a los más de 26.000 que logró Ana Oramas, que volverá ser su rival en las elecciones al Congreso. Ani sacó sólo en su municipio 6.000 votos más que la candidatura de Nacho González en todo Tenerife. Lo tiene crudo Melchor Núñez si quiere conseguir un escaño. Nueva Canarias y CCN sumaron en mayo pasado casi 60.000 votos en las islas orientales, así que la entrada al Congreso de los Diputados de Marino Alduán está mucho más cerca que la Melchor Núñez.
Pero en política dos más dos no son cuatro. Durante la presentación de sus candidaturas Marino Alduán y Melchor Núñez se han definido como la opción de “nacionalismo progresista” el próximo 9 de marzo. Conozco a muchos nacionalistas progresistas hartos de Coalición Canaria que no están convencidos de que aliarse con el partido de Ignacio González sea la mejor forma de avanzar hacia un nacionalismo progresista. Se trata de los majaderos de siempre, que tienen un concepto del progresismo asociado a la decencia. En más de una ocasión cuando algún catastrofista filosófico, de los que dicen “todos los políticos son unos corruptos” me ha preguntado el nombre de algún político que yo considere que ha sido honesto antes, durante y después de tocar el poder yo he hecho una lista cuyo primer nombre era y sigue siendo Marino Alduán. Pero claro, ahora reconozco que si me preguntan ¿tú crees que el voto a la lista de Nueva Canarias-CCN al Congreso de los Diputados es un voto por una candidatura nacionalista progresista (y por tanto de izquierdas y decente)? Pues tendría que responder: bueno, si te pones una traba de esas de tender la ropa en la nariz a la hora de ir a la urna, y no te llega el tufillo que pueden desprender algunos candidatos que propongan Nacho González o Juan Carlos Becerra, pues a lo mejor, en ese caso, podrías sentir que votas una candidatura decente. Pero, claro, ni se te ocurra comprar la traba en alguna tienda que hayan abierto en primera línea de la playa de Las Teresitas.
En el año 1993 Marino Alduán y Melchor Núñez volvieron a separar sus caminos. Núñez abandonó Ican cuando la dirección del partido decidió unirse a ATI y a otras fuerzas de ámbito canario para formar Coalición Canaria. Núñez y una buena parte de los militantes de Ican de Tenerife no estaban dispuestos a convivir bajo el mismo techo que los que les habían perseguido desde los aparatos del Estado durante el tardofranquismo y la transición política. Entre los pocos que se quedaron en Ican de Tenerife están Wladimiro Rodríguez Brito y Milagros Luis Brito (desconozco sí son primos pero desde luego no hicieron los primos porque todavía hoy continúan cobrando premios en forma de coche oficial y cargo público). En Gran Canaria Coalición Canaria era Ican, los restos del CDS de Olarte y una sucursal de ATI que lideraba Rafael Pedrero. Pero Marino creyó en el proyecto de Coalición Canaria a pesar de José Carlos Mauricio y de Olarte. Abril de 1993 amaneció Hermoso para Marino Alduán: tras la censura a Jerónimo Saavedra comenzaba el primer gobierno denominado nacionalista canario con Manuel Hermoso de presidente, José Mendoza de vicepresidente y Marino Alduán como viconsejero de Educación.
Durante doce años Marino Alduán representó el sector ingenuo de Coalición Canaria, el que creía que se podía defender y articular un proyecto nacionalista desde el Gobierno canario. Pensaba Marino que el barco de Coalición Canaria iría soltando lastre y dejando en el camino a los aprovechados, negociantes, medradores, corruptos y caraduras que se apuntaron a Coalición Canaria con los mismos objetivos que habían tenido cuando estaban en otros partidos de ámbito estatal. Durante seis años como viceconsejero de Educación, Alduán pudo sobrevivir al fuego que le encendían desde los dos lados de la trinchera: sus antiguos compañeros del STEC le montaron más de una huelga, mientras que desde el propio Gobierno Marino Alduán era visto como un enemigo. Los consejeros de Economía José Miguel González y José Carlos Francisco consideraban que la educación pública era un gasto innecesario que no aumentaba los beneficios de los empresarios de ATI, más vinculados a la construcción y a la sanidad privada. Mientras Marino intentaba que los gobiernos de Hermoso no desmantelaran la educación pública canaria, Melchor Núñez entraba en el PSOE y lograba ascender hasta el puesto de secretario general de los socialistas tinerfeños y portavoz en el cabildo de Tenerife. Después de haber escrito un libro titulado La neutralidad de Canarias donde contaba la lucha anti-OTAN y criticaba la política militarista de los gobiernos de Felipe González, Melchor Núñez asumió las siglas del PSOE con la fe del converso, como si hubiese estado toda la vida en el partido del puño y la rosa. Pero las espinas de la rosa acabaron hiriendo a Núñez, que protagonizó la crisis número tres millones doscientos mil sesenta del PSOE de Tenerife y acabó fuera del partido.
Ahora el destino político ha vuelto a unir a Marino Alduán y a Melchor Núñez, que liderarán las listas al Congreso de los Diputados de la coalición Nueva Canarias-CCN. En las elecciones de mayo del año pasado el Centro Canario de Nacho (Ignacio González le quitó el apellido nacionalista a su partido y le guardó la N) fichó a Melchor Núñez y lo puso como candidato a la alcaldía de La Laguna. Melchor Núñez obtuvo 2.786 votos laguneros frente a los más de 26.000 que logró Ana Oramas, que volverá ser su rival en las elecciones al Congreso. Ani sacó sólo en su municipio 6.000 votos más que la candidatura de Nacho González en todo Tenerife. Lo tiene crudo Melchor Núñez si quiere conseguir un escaño. Nueva Canarias y CCN sumaron en mayo pasado casi 60.000 votos en las islas orientales, así que la entrada al Congreso de los Diputados de Marino Alduán está mucho más cerca que la Melchor Núñez.
Pero en política dos más dos no son cuatro. Durante la presentación de sus candidaturas Marino Alduán y Melchor Núñez se han definido como la opción de “nacionalismo progresista” el próximo 9 de marzo. Conozco a muchos nacionalistas progresistas hartos de Coalición Canaria que no están convencidos de que aliarse con el partido de Ignacio González sea la mejor forma de avanzar hacia un nacionalismo progresista. Se trata de los majaderos de siempre, que tienen un concepto del progresismo asociado a la decencia. En más de una ocasión cuando algún catastrofista filosófico, de los que dicen “todos los políticos son unos corruptos” me ha preguntado el nombre de algún político que yo considere que ha sido honesto antes, durante y después de tocar el poder yo he hecho una lista cuyo primer nombre era y sigue siendo Marino Alduán. Pero claro, ahora reconozco que si me preguntan ¿tú crees que el voto a la lista de Nueva Canarias-CCN al Congreso de los Diputados es un voto por una candidatura nacionalista progresista (y por tanto de izquierdas y decente)? Pues tendría que responder: bueno, si te pones una traba de esas de tender la ropa en la nariz a la hora de ir a la urna, y no te llega el tufillo que pueden desprender algunos candidatos que propongan Nacho González o Juan Carlos Becerra, pues a lo mejor, en ese caso, podrías sentir que votas una candidatura decente. Pero, claro, ni se te ocurra comprar la traba en alguna tienda que hayan abierto en primera línea de la playa de Las Teresitas.
Juan García Luján
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