Julián Santos está ahora feliz, muy feliz. El Raqui de San Isidro ha subido a segunda división B de la Liga Nacional y el empresario sureño, casado en Arico, puede respirar tranquilo, ya que podrá amortizar junto a José Pedro los 300 millones de las antiguas pesetas que le ha costado esta aventura futbolera con la temporada que se avecina. Pero por otro lado está triste, muy triste. Sus amigos en el Ayuntamiento de Granadilla de Abona han sido descabalgados del poder, después de 16 años, por los 846 votos que arrastró Antonio Cabrera en las pasadas elecciones bajo el lema Sí Se Puede. Y eso significa mucho.
Julián Santos contó con el apoyo de Fidel y sus amigos empresarios para sacar al Raqui adelante y en muchas ocasiones ahí estuvieron a su lado cuando tuvo una mala racha en el año 2004 y la delegación santracrucera de Hacienda le notificó un expediente, el 384200005081 K, de embargo, pero que pudo solucionar y que le hizo pasar algún mal momento. Quitando eso, Julián Santos se ha hecho un espacio en Granadilla y ese mismo año, el del embargo de Hacienda, depositaba los estatutos de una asociación de empresarios de San Isidro, la mayoría vinculados al PSC y al Ayuntamiento, caso del desaparecido del mapa, José Blanco, gallego y al que le llovían las adjudicaciones del Ayuntamiento de Granadilla.
Fue en ese momento cuando el alcalde y Fidel, los hombres que más han hecho por el puerto de Granadilla a todos los niveles le pidieron que diera un paso al frente. Y lo hizo. Cogió a varios empresarios amigos suyos y otras personalidades, metieron euros por un tubo y crearon una entidad fantasmal, animada solamente para contrarrestar la movilización del 27 N contra el Puerto y que llamaron ciudadanos por el progreso de Tenerife, pero que en realidad estaba dirigida por el alcalde socialista, que no daba la cara y mostraba que tenía un apoyo social, usando personas emblemáticas y queridas en el pueblo como es el caso de Julián Santos, que además tenía y tiene un club de fútbol, que es la religión del siglo XXI como diría el siempre claro y exquisito Manuel Vázquez Montalbán, el éxito podría estar asegurado.
Se dio una rueda de prensa en la que se repartió un folleto donde se explicaban las razones de su cometido, efímero y circunstancial como ha demostrado el paso del tiempo y la plataforma se puso las pilas hasta el día de la manifestación, desconociéndose actas, reuniones, proyectos, iniciativas que se hayan articulado en torno a la defensa de un puerto que aún hoy genera un importante rechazo en parte de la ciudadanía de esta Isla, que se resisten a la destrucción de la costa y del medio ambiente.
Y se los llevó el viento, pero Julián Santos se quedó. Y durante los meses previos a la candidatura socialista en Granadilla al Ayuntamiento se propagó como un rumor incendiario el hecho que el empresario iba a ir en la lista en un puesto destacado.
Pero nadie sabía cómo está forjado Jaime González Cejas. Al final el favor que le hicieron se había borrado de su memoria y Santos ni siquiera se le planteó un sitio y Cejas prefirió contentar a las familias de su agrupación y temiendo perder más de lo que le auguraban, mantuvo a los de siempre con incorporaciones nuevas bastante oscuras y comprometidas laboralmente con el régimen para evitar que la semilla del odio cultivada por el alcalde en la vida y familia de Antonio Cabrera, fructificará y los dejará a todos, incluido a Santos, en la fría calle, donde todos ellos y los que les han servido por encima del bien y el mal les van a acompañar. Y es que una cosa está clara y por eso los socialistas deben dejar de soñar: el pacto seguirá hasta el 2011 y Cabrera no dejará de respetar los acuerdos. El puerto, a pesar de los cálculos interesados de Nicolás Jorge, agobiado por cinco recibos, no será la tumba del tripartito.
Julián Santos contó con el apoyo de Fidel y sus amigos empresarios para sacar al Raqui adelante y en muchas ocasiones ahí estuvieron a su lado cuando tuvo una mala racha en el año 2004 y la delegación santracrucera de Hacienda le notificó un expediente, el 384200005081 K, de embargo, pero que pudo solucionar y que le hizo pasar algún mal momento. Quitando eso, Julián Santos se ha hecho un espacio en Granadilla y ese mismo año, el del embargo de Hacienda, depositaba los estatutos de una asociación de empresarios de San Isidro, la mayoría vinculados al PSC y al Ayuntamiento, caso del desaparecido del mapa, José Blanco, gallego y al que le llovían las adjudicaciones del Ayuntamiento de Granadilla.
Fue en ese momento cuando el alcalde y Fidel, los hombres que más han hecho por el puerto de Granadilla a todos los niveles le pidieron que diera un paso al frente. Y lo hizo. Cogió a varios empresarios amigos suyos y otras personalidades, metieron euros por un tubo y crearon una entidad fantasmal, animada solamente para contrarrestar la movilización del 27 N contra el Puerto y que llamaron ciudadanos por el progreso de Tenerife, pero que en realidad estaba dirigida por el alcalde socialista, que no daba la cara y mostraba que tenía un apoyo social, usando personas emblemáticas y queridas en el pueblo como es el caso de Julián Santos, que además tenía y tiene un club de fútbol, que es la religión del siglo XXI como diría el siempre claro y exquisito Manuel Vázquez Montalbán, el éxito podría estar asegurado.
Se dio una rueda de prensa en la que se repartió un folleto donde se explicaban las razones de su cometido, efímero y circunstancial como ha demostrado el paso del tiempo y la plataforma se puso las pilas hasta el día de la manifestación, desconociéndose actas, reuniones, proyectos, iniciativas que se hayan articulado en torno a la defensa de un puerto que aún hoy genera un importante rechazo en parte de la ciudadanía de esta Isla, que se resisten a la destrucción de la costa y del medio ambiente.
Y se los llevó el viento, pero Julián Santos se quedó. Y durante los meses previos a la candidatura socialista en Granadilla al Ayuntamiento se propagó como un rumor incendiario el hecho que el empresario iba a ir en la lista en un puesto destacado.
Pero nadie sabía cómo está forjado Jaime González Cejas. Al final el favor que le hicieron se había borrado de su memoria y Santos ni siquiera se le planteó un sitio y Cejas prefirió contentar a las familias de su agrupación y temiendo perder más de lo que le auguraban, mantuvo a los de siempre con incorporaciones nuevas bastante oscuras y comprometidas laboralmente con el régimen para evitar que la semilla del odio cultivada por el alcalde en la vida y familia de Antonio Cabrera, fructificará y los dejará a todos, incluido a Santos, en la fría calle, donde todos ellos y los que les han servido por encima del bien y el mal les van a acompañar. Y es que una cosa está clara y por eso los socialistas deben dejar de soñar: el pacto seguirá hasta el 2011 y Cabrera no dejará de respetar los acuerdos. El puerto, a pesar de los cálculos interesados de Nicolás Jorge, agobiado por cinco recibos, no será la tumba del tripartito.
Fuente: El Digital de Canarias
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